Si el texto fuente y el texto meta se entienden como estructuras, son susceptibles de ser comparados; de esta forma, resulta más fácil establecer sus semejanzas y diferencias. Esta idea del estructuralismo, aunque sencilla en su postulación, es muy compleja de aplicar. Estas diferencias entre un texto fuente y la traducción de este se consideran desplazamientos, los cuales indican cambios de posición de valor en diferentes niveles lingüísticos sin afectar la equivalencia en los textos; por ejemplo, cuando un adjetivo (timely) se traduce por un adverbio (oportunamente): A timely response is necessary / Es necesario responder oportunamente. Según Catford (1974), los desplazamientos son desviaciones de la correspondencia formal que no afectan la existencia de una equivalencia; estos pueden obedecer al deseo del traductor de señalar, enfatizar o hacer hincapié en una función por encima de una forma o de usar otras convenciones de género.
Catford (1974) hace una distinción importante entre la correspondencia formal y la equivalencia textual:
Como vemos, la correspondencia formal es un concepto basado en un sistema más general, entre un par de lenguas; así, cuando dos conceptos se vuelven divergentes en esos sistemas, debido a la necesidad de hacer hincapié en una función por encima de otra, ocurre un desplazamiento. Catford (1974) considera tres tipos de desplazamientos: de nivel, de categoría y de sistema.
Se expresa en la gramática de un idioma y el léxico de la otra. El desplazamiento estructural se enfoca en el cambio de estructura gramatical.
Por ejemplo:
Pronombre + verbo (yo me llamo) se traduce en LSC como sustantivo + pronombre (nombre + yo).
Supone cambios en las partes de la oración como, por ejemplo, cambios en la jerarquía lingüística, frases, oraciones, grupos o morfemas.
Sucede cuando el texto fuente y el texto meta poseen sistemas más o menos correspondientes pero la traducción requiere que se seleccione un término no correspondiente en el texto meta, por ejemplo, en el uso de palabras contables y no contables o el cambio entre plurales y singulares.
La aplicación de un análisis lingüístico en la traducción tiene una desventaja, en especial cuando se estudian los desplazamientos en los sistemas internos, y es que no necesariamente la equivalencia traductiva es una correspondencia formal. Este razonamiento es más patente cuando se piensa en un acercamiento de traducción automática, el marco que generó las investigaciones de Catford.
Existen dos formas de diferenciar un desplazamiento: el análisis ascendente, en el cual se analizan las unidades más pequeñas y cómo estas van construyendo unidades mayores (términos, formulas o frases que se convierten en textos, contexto, géneros o culturas); y el análisis descendente, el cual funciona de forma inversa, partiendo de los factores sistémicos mayores y descendiendo hacia los menores.
Según el modelo planteado por Leuven-Zwart (como se cita en Pym, 2016), la comparación textual para un análisis ascendente debe empezar “desde el nivel micro (por debajo del nivel de la oración) al nivel macro (en este caso estructuras narrativas a nivel de texto)” (p. 98). En el primer nivel se toman fragmentos que ocupan posiciones correspondientes en los textos y se pueden considerar equivalentes.
Por otra parte, Hermans (1999) explica que un análisis ascendente se puede realizar de dos formas. Una de ellas es desde la lingüística, anotando los cambios entre posición, categorías y tipologías entre idiomas; la otra consiste en verificar también el desplazamiento en la afectación que tiene el texto entre la forma y la función (la expresión martes trece ─o viernes trece─, por ejemplo, sufrirá desplazamiento según el contexto en que se enmarque).
Finalmente, la correspondencia formal también se puede considerar como un tipo de desplazamiento. Por ejemplo, el término democracia tiene correspondencia con el término demokratie, de la Alemania Oriental; sin embargo, hay un claro desplazamiento del contenido ideológico frente a la concepción de democracia que se tiene hoy en día. El análisis ascendente se basa en la existencia de significados lingüísticos específicos y que permanecen en el tiempo; sin embargo, siempre quedará sujeto a un nivel de arbitrariedad con el cual se definen las unidades de traducción.
Miko (1970) y Popovič (1970) proponen analizar las hipótesis de la existencia de desplazamientos y cómo estos podrían formar tendencias. Según dichos autores, el trabajo del traductor se puede guiar por dos normas: la del original y la de la traducción. Es decir, un traductor escribe/habla con su estilo, pero también adopta parte del estilo del autor. El desplazamiento descendente, entonces, buscaría diferenciar las pautas o normas estilísticas que sigue el traductor según factores como la naturaleza de la cultura meta, la comisión de la traducción o la finalidad del texto. Además, se consideran otro tipo de desplazamientos, como los que potencialmente pueden suceder durante el proceso de traducción.
Holmes (1970) ejemplifica el análisis descendente a través de la traducción de versos al francés hacia mediados del siglo xix, época en la que se exigía que los versos traducidos a esta lengua se escribieran en prosa, ya que el formato en verso solo se reservaba para los versos escritos originalmente en francés. Aquí, el desplazamiento no se da por razones de equivalencia, sino por la naturaleza de la cultura meta.
Bajo la mirada de Holmes (1970), se establecen cuatro posibles formas de desplazamiento:
Las decisiones de los traductores a menudo se ven sujetas a la cultura de la lengua de llegada y la resolución de los problemas siempre dependerá del contexto en el que se encomiende la traducción. Este tipo de análisis, por lo tanto, prioriza las decisiones que se tomen con base en la cultura meta.