Los estudios descriptivos constituyen una rama de los estudios de traducción que se centra en identificar las normas y las leyes de dicha disciplina. Estos nacen de la teoría polisistémica, la cual se enfoca en el uso de la literatura como sistema que opera en una cultura meta y del que se pueden extraer ciertos patrones que apoyen el ejercicio de la traducción.
El cambio de un enfoque prescriptivo a uno descriptivo implicó intentar descubrir cómo se traduce, es decir, enfocarse en el proceso, sin importar la calidad del producto. Los lingüistas y pedagogos que fortalecieron los esquemas de las teorías de la equivalencia dominaron el paradigma descriptivo hacia finales de 1970.
La historia reconoce corrientes específicas que aportaron a la formación de los estudios descriptivos de la traducción:
Este movimiento tuvo lugar en las dos primeras décadas del siglo xx y se enfocó en describir, de forma objetiva y sistémica, productos y sistemas culturales, específicamente en el campo de la literatura. Teóricos como Roman Jakobson, Petr Bogatyrev y Grigory Vinokur, pertenecientes al círculo lingüístico de Moscú, emprendieron la tarea de estudiar la especificidad de la literatura en términos lingüísticos.
Poco a poco se sumaron otros académicos interesados en encontrar las leyes y principios ocultos en la literatura a través del estudio de las estructuras subyacentes que formaban la literalidad y de la determinación de las técnicas y procedimientos que acompañan a este tipo de textos. Adicionalmente, se pretendía estudiar los patrones sistémicos y las relaciones dinámicas con otros sistemas culturales en el tiempo.
Aunque este primer movimiento no logró producir una visión sistemática de la traducción, sus ideas se esparcieron entre los otros círculos lingüísticos europeos y sentaron las bases de lo que hoy en día se conoce como traductología o estudios de traducción.
La teoría de la polisistemia se desarrolló en la década de 1970 en Tel-Aviv (Israel). Su principal representante, Itamar Even-Zohar, se basó en el formalismo ruso de la década de 1920 y en el estructuralismo checo de 1940; además, tomó como base la lingüística y la historiografía literaria en tanto partes de un sistema de funciones de orden literario en continua relación entre sí. De esta forma, la literatura otorga el marco y se vuelve el concepto clave de la teoría de la polisistemia, la cual retoma obras literarias que habían quedado relegadas, como la literatura infantil, los libros de suspenso y la literatura traducida. Esta última, según Even-Zohar (1978), opera como un sistema de dos formas: 1) en la medida en que la cultura meta selecciona las obras que desea traducir y 2) en tanto que las normas de traducción, los comportamientos y las políticas influyen o se ven influenciados por otros sistemas (los polisistemas).
Even-Zohar (1978) denomina los polisistemas como sistemas múltiples, compuestos de varios sistemas que interactúan entre sí utilizando diversas opciones, pero funcionando como una estructura única en la cual sus miembros son independientes. La interacción y posicionamiento de estos sistemas ocurre en una jerarquía dinámica que cambia según el momento histórico. Por ejemplo, si en un momento está a la vanguardia un tipo de literatura innovadora, se esperaría que a la retaguardia esté la literatura conservadora. Si el esquema cambia, entonces estos tipos de literaturas cambian también, mostrando así el constante flujo y competencia que experimentan.
La literatura traducida también se ve sujeta a este tipo de cambios y puede ocupar posiciones primarias o secundarias en el polisistema. Si ocupa una posición primaria, participa activamente en la formación del centro del polisistema y, casi siempre, se relaciona con eventos importantes de la historia literaria. A menudo, los escritores más importantes producen las traducciones más significativas, lo que, a su vez, muestra que son un factor líder en la formación de nuevos modelos para la cultura meta, a la que le permiten descubrir nuevos modelos de poesía, técnicas, etc.
Hacia mediados de 1980 aparece The manipulation of literature, un volumen que recoge los hallazgos de diversos trabajos, entre los que se encuentran los postulados del formalismo y la polisistemia. En este trabajo se acepta la necesidad de adoptar un enfoque científico para describir el proceso de traducción y se establecen ciertas ideas que sientan las bases para el descriptivismo. Pym (2016, pp. 92-93) recoge seis de estas ideas “ya clásicas” de diferentes autores como Even-Zohar, Holmes, Toury, entre otros:
Se establecen las relaciones entre los textos fuente y textos meta en términos de desplazamientos (Levý, Miko, Popovič).
Las traducciones, dentro de los sistemas culturales, son innovadoras según la relación con otros sistemas (Even-Zohar, Holmes).
Los estudios de traducción deben estructurarse como disciplina (Holmes, Toury).
Las traducciones deben considerarse como realidades en la cultura meta (Toury).
Se debe tener en cuenta el contexto social para realizar una traducción (Lefevere).
Los estudios de traducción deben migrar del ámbito literario y expandirse a otras manifestaciones disciplinares (Lambert).
Estas ideas, surgidas de las diferentes corrientes académicas que estudiaban la traducción, sentaron también las bases para guiar los procesos de investigación empírica. Es por ello que desde la década de 1980 muchas investigaciones en traducción expanden su campo disciplinar y buscan explicar el proceso de la traducción de forma holística.
Guideon Toury, uno de los compañeros de Even-Zohar, usó la teoría de la polisistemia y los postulados descriptivistas para proponer una teoría general de la traducción. Siguiendo los postulados del mapa de los estudios de traducción que propuso Holmes, Toury sienta las bases para el desarrollo de una rama descriptiva sistemática que reemplazara los estudios aislados y permitiera el uso de metodologías y técnicas explícitas para justificarse a sí misma, todo ello con el fin de que los estudios individuales se pudieran probar de forma intersubjetiva y comparable y que se pudiera garantizar su replicación.
Bajo este panorama, Toury propone los estudios descriptivos de traducción, en los que la traducción ocupa una posición en los sistemas literarios de la cultura meta, la cual determina las técnicas o estrategias empleadas para la traducción según la finalidad de esta. Así, la ampliación de la teoría del polisistema propone una metodología para un estudio sistemático, dividida en tres fases (Toury, 1995):
El estudio de la situación del texto en el sistema cultural meta para establecer su importancia o aceptación dentro de dicha cultura.
Análisis textual del texto fuente y del texto meta para identificar las relaciones entre segmentos correspondientes, formando así segmentos alineados y equivalentes en los que se puede identificar el tipo de estrategia a utilizar y si se debe o no hacer un desplazamiento.
Revisión de patrones y propuestas de generalización que permitan reconstruir el proceso de traducción.
La repetición de estas fases en otros tipos de textos permitirá generar un corpus (una colección de textos con un propósito específico) que proporcione un perfil de las traducciones, de modo que se puedan identificar las normas a aplicar según género, periodo y/o autor.